El matrimonio Pérez – Hurtado, tomó la decisión de irse al sur, a Villa Alemana, donde disfrutaron un par de años, hasta que una lamentable enfermedad, le arrebató a “Chuchoca”, al amor de su vida. Solo y lejos de su querida Arica, este huaso de Cauquenes, como se autodenomina, decidió devolverse a la ciudad que lo acogió como a un hijo, y a la que entregó casi toda su vida en el servicio público: regidor, concejal, empleado de la gobernación, el serviu, en fin. Pérez fue el creador de la primera escuela de conductores, en la que muchos ariqueños aprendieron a conducir en vehículos de doble comando, con conocimiento de los reglamentos y normas del tránsito, tanto en la práctica como en la teoría.
Hoy, Pérez deambula por las calles de la ciudad, pasando desapercibido de la mayoría de las personas, con una presentación personal descuidada, lo que da indicio de estar pasando por un muy mal momento o tal vez por una profunda depresión, por lo que urge una atención especializada.
Mantiene su humor típico, pero no reconoce el estar pasando por dificultades. “Económicamente no estoy mal…tengo mi pensión que me permite vivir”, manifestó.
Con un pantalón de lana, unas pantuflas y una chaleca gruesa, sin afeitarse, recorre 21 de mayo, lo que demuestra un estado de despreocupación y abandono.
Arica le debe al “Chuchoca”, ha sido un político honesto, que adoptó esta ciudad como si fuera suya. Hoy necesita de la mano de los hijos de esta tierra. Pérez, creó el parque Manuel Bustos, a la entrada de Arica, en homenaje a su camarada de la CUT y diputado, consiguiéndose las especies vegetales, parque que debiera llevar su nombre.
Hacemos un llamado a sus camaradas demócratas cristianos, a los profesionales médicos del partido, para que hagan una evaluación de su estado.
Destacable, el gesto del relator deportivo Eduardo “Yayo” Oyarce, el “loco”, quien lo tomó del brazo y lo llevó a almorzar al “Café del Mar”, loable actitud. “Vamos “Chuchoca”, quiero almorzar contigo” le manifestó.
Esperamos que el llamado a un especialista tenga eco, dentro de los camaradas de su partido. Eduardo se merece una vuelta de manos.